Una voz en el camino
agua fresca en el desierto,
compañera en las derrotas
centinela del consuelo,
esa persona es la madre
que casi todos tenemos.
Herirme, es también herirla
como callar es callarla;
si tendría razón mi padre
pues me dijo su experiencia
¡Primero siempre tu madre!
después todo lo que quieras.
Por esto y por mucho más
mi decisión ya está lista,
pido al reino de los cielos
esta única conquista
¡Inmortal sea mi madre!
a cuenta que yo desista.
Ariel Escobar