El empresario Paolo Rocca, líder del Grupo Techint, ha consolidado una estrecha relación con el gobierno de Javier Milei, obteniendo beneficios concretos para sus negocios y presionando por políticas que favorezcan sus intereses.
Rocca ha colocado a ejecutivos de Techint en puestos clave del gobierno, como el subsecretario de Hidrocarburos, Luis Ridder, y el director de la Unidad Ejecutora de Gasoductos de Enarsa, Horacio Amartino. Además, ha impulsado la desregulación del mercado de petróleo y gas, beneficiando a la petrolera Tecpetrol, propiedad de Techint.
La influencia de Rocca se extiende a las obras públicas. La única obra que no se frenó en 2024 fue la reversión del gasoducto del norte, realizada por una unión temporal de empresas (UTE) integrada por Techint y Sacde.
Rocca también ha logrado la aprobación de un régimen de flexibilización laboral, con el objetivo de reducir costos y aumentar la rentabilidad. Tres ejecutivos de Techint fueron incorporados a la secretaría de Trabajo.
Sin embargo, las ambiciones de Rocca no se limitan a la desregulación y la flexibilización laboral. El empresario también busca proteger su negocio del acero de la competencia china, presionando por medidas de protección comercial.
Para Rocca, el gobierno de Milei representa la oportunidad de «resetear la economía», implementando políticas de desregulación, privatizaciones y apertura comercial, con el objetivo de «subordinar definitivamente el trabajo al capital».
La estrecha relación entre Rocca y el gobierno de Milei genera preocupación por la influencia del poder económico en la toma de decisiones políticas. Algunos analistas advierten que esta alianza podría consolidar un modelo económico que priorice los intereses de las grandes empresas por sobre el bienestar social.
Cinthia Spadaro