Hay una antigua y excelente película del director alemán Werner Herzog llamada “Aguirre, la ira de Dios”. Sin embargo, este Aguirre no representa la ira, sino más bien a alguien que camina, si es que eso fuera posible, a la diestra de Dios.
Juan Aguirre camina despacio y con una evidente comodidad por las calles de los barrios populares de Campana. Esa “comodidad” que se percibe en él se debe a una larga militancia social en los barrios “invisibles” de la ciudad. Si no llevara bajo el brazo un termo lleno de calcomanías y un mate en la mano, no sería Juan. En las calcomanías de su termo se encuentran imágenes que van desde el Che Guevara hasta San Cayetano, toda una definición política.
Cada día de la semana, Juan Aguirre organiza una olla popular en un barrio diferente: los lunes en San Felipe, los martes en La Josefa, los miércoles en Las Praderas, los jueves en Otamendi y los viernes en el Lubo. Varios movimientos sociales, entre ellos el MTE (Movimiento de Trabajadores Excluidos), donde Juan milita, sostienen estas ollas en los barrios populares de Campana, combatiendo el hambre.
Juan ha tenido épocas mejores, como muchos otros. Actualmente vive en una vivienda precaria en un barrio humilde de Campana, pero este golpe, al menos en apariencia, no parece afectarlo. Alterna su militancia en el MTE con su trabajo en el puerto. “Ahí, Gustavito me da una mano”, cuenta Juan, refiriéndose a Gustavo Fernández, “jefe” de los trabajadores portuarios de Campana agrupados en el sindicato SUPA (Sindicato Unidos Portuarios Argentinos).
Hace más de 10 años, la vida de Juan y de la familia Aguirre fue sacudida por un terrible acontecimiento. Juane, como llamaban a Juan Emanuel, el hermano menor, fue asesinado por la policía. Lo “suicidaron” en la comisaría 1ª de Campana después de detenerlo en una causa fraguada. Desde entonces, Juan ha emprendido una larga lucha por justicia para su hermano y ha sacado conclusiones contundentes: la policía y el poder judicial no están del lado de los sectores populares.
Ahora, en la primera semana de agosto, Juan enfrenta un nuevo desafío. El miércoles 7 de agosto es San Cayetano y el MTE se moviliza a Plaza de Mayo junto con las centrales de trabajadores y otros movimientos sociales para reclamarle a Milei “Paz, Pan, Tierra, Techo y Trabajo”. Juan, como referente del MTE en Campana, tiene la responsabilidad de asegurar que la columna local sea lo más numerosa posible.
Las ollas de los barrios “invisibles
Juan y el MTE, junto con otros movimientos sociales, trabajan en conjunto con la Pastoral Social “Carlos Mugica” de la Iglesia local, organizando ollas populares en los barrios de Campana. Estos son barrios que no se ven desde el centro de la ciudad, permitiendo así que se pueda “dibujar” una Campana “brillante”, con “lucecitas de colores montadas para la escena”.
Juan y su equipo no solo ofrecen el pescado, sino que también enseñan a pescar. En la previa a la marcha por San Cayetano, Juan explicó lo siguiente: “Vamos a ir a esta marcha en Plaza de Mayo para pedir alimentos para los comedores. Como están bajo la lupa del gobierno, con inspecciones y hostigamientos varios, no llega la mercadería. Por eso también es la marcha”. Juan añade: “La canasta de alimentos está sobrevaluada de manera absurda. Campana está en la pobreza como el resto del país. Nosotros trabajamos con Cáritas y la UTEP, hacemos ollas todos los días, de lunes a viernes, en las iglesias de Campana”. Juan estima que la pobreza en los barrios llega al 80%.
Juan observa que se ha duplicado o triplicado la cantidad de personas que utilizan carros para recolectar cartón y otros materiales. “Cuando comenzamos hace 9 años, teníamos agrupados unos 78 carros. Ahora son cerca de 400 personas con carros u otros vehículos, como bicicletas, carritos pequeños, o simplemente gente caminando con bolsas”. Juan también menciona que es común ver personas recogiendo frutas y verduras descartadas de las verdulerías.
En la marcha, Juan irá acompañado por el Evita, Barrios de Pie, Nuestra América y el Frente Darío Santillán, movimientos sociales con presencia en Campana. “Mañana, miércoles 7, a las 8:30 nos juntamos en la estación de trenes de Campana y también en la de Otamendi para ir hasta Plaza de Mayo. A Otamendi va nuestra gente de Río Luján, Las Praderas, San Jacinto y La Josefa”. Juan recuerda que en la última marcha que realizaron, infiltrados provocaron represión y más de 20 compañeros fueron detenidos. “De este gobierno no se puede esperar otra cosa, con Patricia Bullrich al mando”.
Por último, Juan comenta: “Hoy, lunes 5, en la iglesia de La Josefa estamos haciendo un guiso e invitamos a toda la gente del barrio que lo necesite a que se acerque con su táper al mediodía para llevarse la comida”.
En la olla popular de Otamendi
En la fría y lluviosa tarde del jueves 8 de agosto, Juan, junto a otros miembros del MTE, entre ellos Noelia Muñoz y sus hijos, preparan un guiso en la iglesia San José Obrero, en el barrio Otamendi. Dos mujeres de la parroquia también colaboran en la tarea. “Hace ya tres meses que, junto a Cáritas de Campana, arrancamos con esto”, cuenta Juan.
¿Por qué ahora en las iglesias? Juan explica: “Nos hacían escraches desde el gobierno. Para que nuestros compañeros no tuvieran problemas, las hacemos en las iglesias. Cáritas nos ofreció este espacio”. Además, Juan aclara que no quieren que los compañeros preparen las ollas en sus casas porque el gobierno los hostigaba, inventando que no había tal cantidad de comedores populares. “Desde la última época del gobierno anterior, con la ministra Tolosa Paz, no llegaba la mercadería de Nación y ahora tampoco”.
Juan señala que se observa más pobreza en los barrios y que la gente vive al día, haciendo changas. En una gran olla, calentada con un mechero alimentado por una garrafa de 10 kg, se prepara la comida dentro de la iglesia San José Obrero. “No le pusimos morrón porque está como a $5,500. La situación está cada vez más difícil porque la comida es carísima. Un kilo de yerba y uno de azúcar cuestan unos $5,000, la cebolla está a $1,800 y la papa a $1,000”. Sin embargo, Juan añade: “Cocinamos como si fuera para nosotros, así que le agregamos calditos de gallina y pimentón para darle más sabor”.
Junto al MTE
“Cuando los compañeros del MTE vinieron a Campana hace ya unos años, nos propusieron organizarnos para evitar que les quitaran los carros a los compañeros”, cuenta Juan. “El gobierno intentó eliminar la tracción a sangre, pero Campana es zona rural y no pudieron aplicar la ley Sarmiento”. Juan añade que una parte de su familia es carrero, por lo que para él era natural involucrarse. “Íbamos a hablar a la comisaría, con el intendente, etc., para que dejaran los carros”.
“A mí me gustó porque era una forma de ayudar desde otro lugar y de alguna manera íbamos formando a los compañeros, haciéndoles conocer sus derechos. Los compañeros carreros son gente muy humilde, muchos de ellos ni siquiera saben firmar, así que imagínate”. Juan también destaca la enorme solidaridad entre estos compañeros: “Compartían todo, las bolsas con verduras que nos daban los compañeros bolivianos de Escobar, y siempre había una torta frita o un mate para compartir”.
Durante la pandemia, Juan y su equipo llevaron una olla popular hasta la puerta del Hospital San José, porque la gente que iba a atenderse no tenía dinero para comprar en los kioscos. “Hasta los médicos salían a buscar la vianda. Después, el municipio nos prohibió hacer la olla. Decían que en Campana no hay necesidad”, concluye Juan.
Notas
- “No llega la mercadería”: eufemismo por “el Ministerio de Capital (in) Humano no reparte la comida que tiene acopiada”, cerca de 6 toneladas (NdA).
- UTEP: Unión de Trabajadorxs de la Economía Popular.
- El MTE tiene una rama de Carreros y Cartoneros.
- El MTE es el movimiento social que se referencia en el dirigente Juan Grabois.
Arturo Remedi